Anoche te soñé en un sueño desagradable y de todas maneras estaba tan feliz de verte.
Estúpidamente en ese sueño te agarré a besos, en un armario, en una plaza.
No sé por qué mi mente sigue deseando verte.
Hace tiempo que no sé de ti.
Excepto por hoy.
Hoy vi en una foto que te titulaste.
Y tengo ganas de correr a abrazarte y decirte felicidades,
que te lo mereces, que trabajaste duro, que supiste controlarte aunque todos dudaban de ti, y ahora tienes más que muchos, que eres increíble, muy inteligente, y que muchas cosas buenas vienen próximamente en tu vida porque eres brillante y auténtico, fiel a ti mismo, amable, aventurero, simpático, carismático y elocuente.
Pero solo me quedaré aquí
con las ganas.
Y creo que por no poder decirte todo eso, me siento más triste que otras veces.
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