Lo que no soporto es que ayer te aparecieras en mi sueños. Que en mi sueño te acostaras junto a mí y yo te dijera que te quería.
Y soñé contigo toda la noche.
Y hoy veo tu estado en el que te has acostumbrado a la soledad.
Y yo con unas ganas salvajes de hacerte compañía, de escucharte, de contarte... y podría mandarte un mensaje y decirte la verdad.
Pero no lo haré.
No.
Mi vida va en ascenso.
Que si todo sale bien conseguiré cosas que quiero desde hace años.
Que estoy haciendo las cosas como me gustan y estoy impresionada de ello.
Por eso no te mandaré un mensaje para decirte: déjame verte y escucharte mil horas.
No puedo.
No debo.
Por más que lo desee.
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