3.19.2018

Qué verga.

No, definitivamente no hay otra manera de titular esto: ¡¿Qué verga?!
¿Por qué ahora, Caín?

Decirme que sí, que llevas enamorado de mí todo este tiempo, ahora.
Caín ¿qué carajos está mal contigo?

Que me extrañas, que extrañas mi cuerpo, que te vuelve loco mi mirada, que todo este tiempo hemos estado sintiendo lo mismo. Pudiste decirme antes, antes de estar enredada, hundida hasta el cuello con Abel. 

Y por defensa a ti mismo dices que no sientes poder tener nada ahorita. Bianca tiene razón: sí quieres, pero sabes hasta donde estoy enredada con Abel, no eres capaz de pedirmelo. Y es razonable. Pero al mismo tiempo, en tus exactas palabras: "No puedo ya con el deseo que tengo por ti"

E incluso has pensando en casarte conmigo.
Incluso.


Y estoy aquí, como estúpida, pensando en todo lo que sentimos.
Porque por pendejo que suene, aún siento cosquillas cada que alguien me menciona tu nombre. 

Porque siento un temblor en mi cuerpo cada vez que te encuentro por los pasillos de la universidad.

No mereces esto.
Quisiera borrarte, olvidarme de ti, estar con Abel y nunca más pensar en ti. Pero después de año y medio de juegos y confusiones y ganas de mentarte tu pinche madre, hoy decides decirme que estás muriendo de amor por mí. Y no puedo ignorarlo. Así como no he podido ignorarte ni estando sin saber ni la más mínima noticia de ti. 

¿Y qué se supone que haga ahora?

3.11.2018

Que no.

Ya pasó mucho tiempo y pareciera que por fin nos olvidamos.
Que ahora sí ya, desapareciste de mi vida y no hay vuelta atrás.
Que ya los dos lo aceptamos, Caín.

Pero aún tenemos que toparnos de vez en cuándo
¿Es normal abrazarnos fuerte siempre que nos despedimos cuando nos topamos?

Lo que sea, la oportunidad pasó. Se fue.