Anoche te soñé en un sueño desagradable y de todas maneras estaba tan feliz de verte.
Estúpidamente en ese sueño te agarré a besos, en un armario, en una plaza.
No sé por qué mi mente sigue deseando verte.
Hace tiempo que no sé de ti.
Excepto por hoy.
Hoy vi en una foto que te titulaste.
Y tengo ganas de correr a abrazarte y decirte felicidades,
que te lo mereces, que trabajaste duro, que supiste controlarte aunque todos dudaban de ti, y ahora tienes más que muchos, que eres increíble, muy inteligente, y que muchas cosas buenas vienen próximamente en tu vida porque eres brillante y auténtico, fiel a ti mismo, amable, aventurero, simpático, carismático y elocuente.
Pero solo me quedaré aquí
con las ganas.
Y creo que por no poder decirte todo eso, me siento más triste que otras veces.
8.29.2019
8.11.2019
Soñarteeeee
Mira, ambos sabemos que esto se está muriendo, muy lentamente pero muriendo al fin y al cabo.
Lo que no soporto es que ayer te aparecieras en mi sueños. Que en mi sueño te acostaras junto a mí y yo te dijera que te quería.
Y soñé contigo toda la noche.
Y hoy veo tu estado en el que te has acostumbrado a la soledad.
Y yo con unas ganas salvajes de hacerte compañía, de escucharte, de contarte... y podría mandarte un mensaje y decirte la verdad.
Pero no lo haré.
No.
Mi vida va en ascenso.
Que si todo sale bien conseguiré cosas que quiero desde hace años.
Que estoy haciendo las cosas como me gustan y estoy impresionada de ello.
Por eso no te mandaré un mensaje para decirte: déjame verte y escucharte mil horas.
No puedo.
No debo.
Por más que lo desee.
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