Mil veces he pensado que es el adiós definitivo, pero esta vez parece más real que nunca.
¿Cómo es posible que un día estemos bien y me estés diciendo mil cosas y al siguiente no decidas hablarme más
Lo que más me duele es no haber tenido tiempo, ni siquiera la oportunidad de despedirme.
¿Debería ir a buscarte?
No creo...
Pero no sé cuánto tiempo aguantaré las ganas...
Me quedé con todas las ganas de decirte a los ojos que te quería
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