Después de esa entrada, 6 días después, me escribiste, me mandaste notas de voz.
Suenas diferente. Ya no tienes ese tono calmado, suave con el que te recuerdo.
Ahora hablas raro. Y es tu voz, pero ya no te reconozco.
Hablamos y me dijiste que te gustaría verme ese fin de semana, que estabas dispuesto a ir a mi casa.
¿Verme?
¿En plena contingencia?
Estoy tan pinche pendeja, que te contesté que quizá se me complicara, pero que también quería verte.
¡Tan estúpida yo! Si no había salido en semanas, y me iba a escapar solo para ver a este idiota (perdónenme, juro que en todo lo demás no he abandonado mi casa ni para la tienda de la esquina).
Eso fue el día 7.
Y nunca,
hasta ahora, 22 de abril 19:19 hrs,
has escuchado mi mensaje.
Hiciste lo mismo.
Lo peor es que yo de pendeja emocionada, pese a todo, dos días después del 7, te mandé un mensaje aunque me hubieras ignorando diciéndote que vieras la luna, que estaba muy bella. Tampoco, sin respuesta.
Mi lenguaje es refinado... no.
Estoy hasta la puta verga madre de ti.
Te detesto, te detesto no sé si por mentir o por no tener huevos.
Detesto tus drogas que te han llevado a ignorar todo.
Detesto el fracaso que te has vuelto.
Hoy me acordé de ti, porque justo estaba escuchando música en aleatorio y salió una canción de un álbum que a ti te gustaba mucho. Yo tengo ese álbum guardado porque tú me dijiste que lo escuchara, que te gustaba mucho.
Me acuerdo de ese día exacto.
Estaba yo en la esquina de un salón, sola, había llegado tarde.
Te me acercaste.
Te sentaste en mi mesa.
Empezaste a platicar conmigo.
Estabas medio cantando una de esas canciones y me recomendaste el álbum.
Te dije que olías a café.
Te espantaste.
Me hablaste.
Me pusiste nerviosa como siempre.
Ese Caín ya no existe.
Es normal.
Esa "yo" ya tampoco existe.
Pero no esperaba que te volvieras así.
Peor.
Más indeciso.
Prefiriendo tus drogas a cualquier cosa.
Te estás poniendo viejo.
Ya tienes 27, este año cumples 28, y solo hablas ya de drogas.
Odio menospreciarte después de todo lo que te he adorado, pero estoy cansada.
Tan malditamente cansada de tus actitudes, que llevo desde entonces sin pensarte.
Sin acordarme de ti.
Ya no quiero saber nada tuyo.
Quiero que me pruebes que me quieres o no vuelvas nunca jamás en la vida.
Te echaré al olvido porque nunca había estado tan cansada, y ya estás parcialmente ahí.
Lo triste es no tener ni una foto para recordar cómo eras antes.
Como fuiste.
Tu sonrisa que siempre me encantó.
Cualquier día me entero que ya te conseguiste otra, sí me va a doler.
No importa.
Haz lo que quieras, Caín.
He sido tu pendeja incondicional mucho tiempo, y ya no voy a serlo, menos en este grado.
Ahora veamos.
En tres días cumplo años.
¿Te vas a acordar? ¿Te va importar?
¿Me vas a mandar un mensaje y ya?
Ya no tengo nada de fe en ti.
He sido tu pendeja incondicional mucho tiempo, y ya no voy a serlo, menos en este grado.
Ahora veamos.
En tres días cumplo años.
¿Te vas a acordar? ¿Te va importar?
¿Me vas a mandar un mensaje y ya?
Ya no tengo nada de fe en ti.